El hambre que no se llena con comida (pero ojalá sí )
Si alguna vez has sentido que no puedes dejar de picotear, que juras que solo vas a “probar” algo y terminas devorándolo todo como si fuera la última cena, puede que no sea una cuestión de fuerza de voluntad… sino de propósito.
Sí, así como lo lees. No encuentras el sentido de tu vida, pero sí el de los snacks.
Cuando hay un vacío emocional o una sensación de desconexión con nuestro propósito, el cuerpo busca llenarlo de alguna manera, y muchas veces lo hace a través de los antojos. Pero la clave no está en controlar lo que comes, sino en entender qué está intentando decirte tu cuerpo con esos impulsos.
Spoiler: No es falta de disciplina, es que hay un mensaje oculto detrás del picoteo.
El Proyecto Sentido: Cuando heredas más que el color de ojos
El Proyecto Sentido es la carga emocional y las expectativas inconscientes que recibimos desde la concepción hasta los primeros años de vida.
Sí, antes de que pudieras siquiera decidir qué querías desayunar, ya había un guion emocional escrito para ti.
Si tu madre vivió escasez económica o emocional durante el embarazo, es posible que tu cerebro haya grabado la creencia de que comer es sinónimo de seguridad. Como resultado, podrías desarrollar ansiedad si no tienes comida cerca o sentir que necesitas comer en exceso para no “pasar hambre” (aunque tengas la despensa más abastecida que un supermercado).
Si tu madre hacía dietas estrictas o tenía una relación conflictiva con la comida, es posible que hayas heredado patrones de culpa, restricción y compensación, lo que hace que cada bocado venga con un monólogo interno de “¿debería o no debería?”.
Si te ves reflejada en esto, tranquila, no es que estés destinada a un romance eterno con el picoteo. Hay solución.
Flores de Bach, California y Bush: Rescatando a tu "yo" atrapado en el pasado
Si hay algo que no falla, es que la comida y las emociones van de la mano. Pero hay formas de equilibrar esa relación sin terminar abrazando la nevera en busca de respuestas.
Flores de Bach:
✔ Walnut → Para romper con patrones heredados (gracias mamá, pero ya no quiero esa herencia).
✔ Cherry Plum → Para no sentir que pierdes el control (sí, esto aplica tanto a la comida como a la vida).
✔ Crab Apple → Para liberar toxinas emocionales y físicas (y de paso, evitar los remordimientos después de un atracón).
Sistema Floral de California:
✔ Baby Blue Eyes → Para sanar heridas emocionales relacionadas con la falta de protección (y evitar comer como mecanismo de defensa).
✔ Mariposa Lily → Para reparar el vínculo materno y soltar cargas emocionales heredadas (comer no debería ser una forma de buscar amor).
✔ Pink Monkeyflower → Para liberar miedos ocultos y autoexigencia (porque no eres un robot de la alimentación perfecta).
Sistema Floral de Bush (Australia):
✔ Bottlebrush → Para cortar patrones familiares que ya no necesitas (como la tradición de terminar todo el plato aunque estés llena).
✔ Bush Fuchsia → Para equilibrar la mente y la intuición con la alimentación (¿hambre real o antojo emocional?).
✔ Illawarra Flame Tree → Para soltar la sensación de rechazo o falta de merecimiento (mereces mucho más que comer por ansiedad).
Cómo tomarlas:
Flores de Bach y California
2 gotas bajo la lengua, 4 veces al día.
O en un vaso de agua, bebiéndolo a sorbos.
Para una opción más práctica, preparar un gotero de 30cc con agua y vinagre de manzana como conservante. Añadir 4 gotas de cada esencia y tomar 4 gotas sublinguales del preparado, 4 veces al día.
Flores de Bush (Australia)
7 gotas bajo la lengua, por la mañana en ayunas.
Se toman 7 gotas en un vaso de agua, bebiéndolo a sorbos y en ayunas por la mañana.
Para una opción más práctica, preparar ungotero de 30cc con agua (sin vinagre y sin alcohol). Añadir 7 gotas de cada esencia y tomar 7 gotas sublinguales a la mañana y a la noche.
Nutrición Funcional y PNI: Porque a veces es química, no drama
Cuando hablamos de hambre emocional, también hay una parte fisiológica. Tu microbiota, tu glucosa y tu sistema nervioso tienen algo que decir aquí.
Evita los picos de azúcar → Porque cada subidón viene con una bajada que te hace correr a por otro antojo.
Incluye grasas saludables → Aguacate, frutos secos y aceite de oliva te ayudan a sentirte saciada sin el drama de los antojos.
Alimenta tu microbiota → Kéfir, chucrut, miso… cuanto mejor esté tu intestino, menos sabotaje bacteriano sufrirás.
Homeopatía: Reprogramando el hambre emocional desde dentro
La homeopatía puede ayudarte a trabajar los patrones grabados en tu cuerpo:
Ignatia Amara → Para emociones reprimidas que te llevan a comer sin control.
Lycopodium → Para la ansiedad por la comida y la necesidad de picotear constantemente.
Sulphur → Para quienes sienten hambre voraz a ciertas horas del día (y no, no es casualidad).
Cada persona tiene un perfil único, por lo que lo ideal es personalizar el tratamiento con un profesional.
Neurobioconexión: Cuando Storm y Cuky entran en la ecuación
Si tu vida está en piloto automático, tu alimentación también lo estará.
Storm → Es la voz que te grita “CÓMELO YA, no pasa nada”.
Cuky → Es la que después susurra “Ay, ¿pero para qué comiste eso?” (y la que necesitamos que nos ayude sin drama).
Con visualización, respiración diafragmática y técnicas de reprogramación, puedes dejar de caer en patrones repetitivos.
Péndulo Hebreo: Sanando lo que llevas cargando sin saberlo
Si el Proyecto Sentido está grabado en tu energía, necesitas herramientas para liberar esos bloqueos:
Liberar memorias de escasez → Para no sentir que “comer de más” te protege de algo.
Reprogramar tu relación con la comida → Para que sea desde el disfrute y no desde la ansiedad.
Equilibrar la vibración del sistema digestivo → Porque cuando tu energía cambia, tus hábitos también.
Conclusión: Deja de buscar sentido en la nevera
Si sientes que repites patrones alimenticios que no puedes controlar, es momento de mirar más allá del plato.
A través de la alimentación consciente, la Neurobioconexión, el péndulo hebreo, la homeopatía y las Flores de Bach, puedes empezar a tomar el control y nutrir tu cuerpo desde un lugar de amor, no de culpa.
¿Te gustaría saber más sobre cómo transformar tu alimentación desde la Neurobioconexión y el péndulo hebreo?