Cada vez que empezaba a cuidarme, al tercer día aparecían las ganas locas de dulce. Me sentía débil, sin fuerza de voluntad. En el programa descubrí que detrás había un patrón antiguo de autosabotaje… lo trabajamos con neurobioconexión y flores de Bach, y por primera vez me sentí libre de verdad. Sin culpa. Sin lucha.